Datos para superar el desastre
Por Anant Pai, Gladis De Leon, Eloy Bermejo, and Gonzalo Peña. Fotos cortesía de los autores.
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01 Septiembre 2020
Jessica Reynoso, alumna egresada de la Promoción 2020, en su discurso de último año nos explica que, “poco a poco, el Liceo Científico nos envolvió, entrando en nuestra vida cotidiana, en nuestras noches, incluso en nuestros fines de semana”. En la República Dominicana (RD), como en diferentes realidades educativas, las escuelas son un apoyo significativo para las familias que va más allá de la instrucción.
¿Qué pasa cuando ese apoyo desaparece? La historia del Liceo Científico Dr. Miguel Canela Lázaro (LC), un centro público en RD, muestra algunas formas sobre cómo las escuelas pueden continuar apoyando a las comunidades durante periodos de crisis incluyendo la distribución de recursos humanitarios a las familias necesitadas.
República Dominicana y Liceo Científico
El sistema educativo de RD se encuentra frecuentemente entre los más débiles del mundo en medidas de desarrollo de competencias de los maestros, de planes de estudios y, en particular, de tiempo de clase perdido. Un estudiante en RD pierde como promedio 18 días de instrucción cada año debido a cierres de escuelas no planificados y huelgas de los/as docentes (sin incluir las ausencias personales).
El LC nació del deseo de cambiar esta realidad. Se encuentra entre las pocas escuelas públicas STEAM del país, es un ejemplo de una asociación público-privada supervisada conjuntamente por la Junta Escolar Local y un equipo provincial.
El centro educativo está ubicado en una provincia rural del interior llamada Hermanas Mirabal, la más pequeña del país, pero ha sido calificada en repetidas ocasiones entre las cinco mejores escuelas públicas. En el año escolar 2018-2019, en el LC no se perdió ni un solo día de la programación anual.
Responder a la pandemia de la Covid-19
En marzo de 2020 se produjo el cierre de las escuelas como resultado de un mandato presidencial en respuesta a la Covid-19. Sucedió de manera abrupta y las instituciones educativas tuvieron menos de 48 horas para prepararse y comunicarse con las familias. El Ministerio de Educación ofreció poca orientación sobre la modalidad de trabajo a desarrollar, dejando así una libertad a los centros educativos, provocando que otras escuelas del país cerraran sin ofrecer soluciones sobre la metodología a seguir o la incertidumbre sobre la resolución de los exámenes que se acercaban dejando muchas preguntas sin resolver.
Comprometido con su misión de reducir el tiempo de clase perdido, el LC anunció rápidamente el inicio de la didáctica virtual. La decisión no tuvo precedentes y el centro fue una de las pocas escuelas públicas de la nación que implementó la instrucción virtual. En una semana se creó un horario por cada grado escolar, las lecciones se publicaron en el sitio web del centro y los estudiantes se reunieron virtualmente a través de Google Meet y otras plataformas.
Los datos como herramienta para responder eficazmente a los desastres
La respuesta tan rápida del centro fue posible solamente gracias a un trabajo fundamental que brindó a la dirección la información clave mientras se evaluaban las diferentes opciones. A principios de año, la junta directiva del centro educativo había encargado un proyecto de investigación diseñado para comprender la situación socioeconómica de las familias de los estudiantes. El proyecto implicó una visita en persona a cada uno de los hogares de los 532 estudiantes para aplicar una encuesta que recopiló información demográfica importante.
La encuesta incluyó preguntas sobre el nivel educativo y el empleo de los tutores, las características del hogar y la disponibilidad de dispositivos tecnológicos. Estos datos resultaron fundamentales en la elaboración de una respuesta Covid-19 coherente, ya que permitieron a los administradores identificar brechas en determinados recursos (ver Tabla 1).
Al final de la semana, la dirección del centro pudo contactar con todos los estudiantes detectados que carecían de conexión a Internet o un dispositivo de aprendizaje virtual y, junto con el Consejo de Regencia y las asociaciones del sector privado, obtuvieron puntos de acceso Wi-Fi y tabletas para todos esos estudiantes.
Además, cuando el gobierno entregó recursos de salud y bienestar a través de los centros educativos, la dirección pudo identificar fácilmente a los estudiantes en situaciones vulnerables y garantizar que los suministros se distribuyeran a aquellos con mayor necesidad. Por ejemplo, además de los recursos educativos, el Liceo Científico organizó las entregas de raciones de alimentos financiadas por el Estado dominicano para las familias que se enfrentan a una escasez de alimentos.
El aprendizaje virtual puede exacerbar las desigualdades
Si bien el Liceo Científico se apresuró a implementar el aprendizaje virtual y priorizar la igualdad de acceso, los datos preliminares del período de aprendizaje a distancia indican que la brecha de rendimiento empeoró: las calificaciones de los estudiantes con un nivel socioeconómico más alto fueron más elevadas que las de aquellos con un nivel socioeconómico más bajo.
Esta tendencia fue especialmente fuerte en las asignaturas STEAM. Si bien se necesitarán más estudios para comprender los factores que impulsan esta tendencia, se debe pensar detenidamente cómo podemos reducir estas desigualdades. Cerrar la brecha tecnológica no es suficiente para cerrar la brecha educativa.
Nuestras lecciones
La rápida respuesta del Liceo Científico a la Covid-19 destaca la importancia de las infraestructuras de comunicación y los datos demográficos en la capacidad de un centro para responder rápidamente a las emergencias. En la Provincia Hermanas Mirabal, el LC es más que un centro escolar. Es una institución comunitaria que crea relaciones a nivel provincial y un nexo de culturas e ideas donde se impulsa a los estudiantes a aprender y crecer.
Para el alumnado, el Liceo es un punto de referencia, una familia a la que pueden recurrir cuando las cosas no van bien. Tener acceso a datos cruciales permite que el centro continúe desempeñando estos roles, donde los estudiantes pueden continuar su educación y las familias pueden buscar y encontrar apoyo. La capacidad de la dirección para mantener el contacto y asistir a las familias que experimentan circunstancias más adversas también sugieren que las relaciones y la información sobre ellas pueden hacer que las escuelas sean una vía para la distribución de las ayudas sociales y un apoyo continuo para los estudiantes y las comunidades.
Sobre los autores:
Anant Pai recibió su licenciatura en Matemáticas Aplicadas y Sociología de la Universidad de Harvard (‘19). Pasó el año académico 2019-2020 como becario de Princeton en América Latina trabajando en el Liceo Científico Dr. Miguel Canela Lázaro en la República Dominicana. (LinkedIn | Twitter)
Gladis María de León es originaria de República Dominicana y completó su postgrado en psicología en Milán, Italia. Trabaja como investigadora para la Oficina Técnica Provincial en República Dominicana.
Eloy Bermejo Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza en España y en Historia y Representación de la Arquitectura por la Universidad de Palermo en Italia. Es el coordinador de la escuela secundaria del Liceo Científico Dr. Miguel Canela Lázaro. (LinkedIn | Twitter)
Gonzalo Peña Doctor en Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid en España. Es profesor de Literatura de séptimo grado en el Liceo Científico. (Twitter)
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados en esta publicación son únicamente los del autor (es) y no representan necesariamente los de REACH o la Escuela de Educación para Graduados de Harvard.